Cada vocal de la asamblea general, con 818 miembros, tiene un coste que ronda los 8.000 euros. Todas las agrupaciones tienen al menos uno y la que quiere tener más para sumar más votos, sólo tiene que pagar por ello. El sistema, en la práctica, supone que la organización que más paga es también la que más votos tiene en la asamblea general, que es el órgano que decidirá el nuevo presidente en las elecciones, reformará los estatutos y aprobará los presupuestos.
Básicamente, cada empresa paga su cuota a la organización provincial o sectorial en la que esté integrada y esta, tras quedarse con una parte, la traspasa a la CEOE. En las grandes patronales autonómicas, la cuota mínima de cada empresario es de 3.000 euros al año. Hay otra partida de aportaciones que, según fuentes internas, también procede de las empresas. Son los pagos directos de grandes corporaciones, que inyectan entre 200.000 y 300.000 euros al año cada una.
Su poder no sería tanto si no pudieran sufragar parte de sus gastos gracias al dinero de todos los contribuyentes. Un 68% de esos ingresos de 587 millones, aproximadamente 400 millones, procede de subvenciones públicas, tanto del Estado como de las comunidades autónomas, exclusivamente por el concepto de cursos de formación, según datos de 2010 de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, que gestiona estas ayudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario