Cada vez que el Gobierno anuncia que va a subir los impuestos utiliza como justificación que la presión fiscal en España es de las más bajas de Europa. Ya lo hizo hace un año cuando se anunció la supresión de la de los 400 euros, el aumento del IVA y una subida de tipos para las rentas más altas y lo ha vuelto a hacer estos días el ministro de Fomento, José Blanco. Pero este argumento no es válido porque si se miran los detalles, los españoles están entre los europeos que más se rascan el bolsillo para pagar a Hacienda. La presión fiscal y el verdadero esfuerzo fiscal nada tienen que ver.
Es cierto que la presión fiscal ha caído mucho en los últimos ejercicios, ha pasado del 37,2% del PIB en 2007 al 33,1% un año después, y esta tasa se sitúa lejos de otros socios europeos como Francia (42,8%), Alemania (39,3%), Reino Unido (37,3%) o la media de la UE-15 (41%). En consecuencia, el Ejecutivo deduce que hay margen para elevar los tributos. Pero, ¿qué trampa esconde este razonamiento?
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