Una firma británica de seguridad privada ofrece, por unos módicos cien dólares, una inspección al cuarto de los chicos a cargo de un simpático perro entrenado para detectar drogas. Cualquier sustancia ilegal que los animales hallen deberá ser entregada a la policía.
Trevor Hutchinson, director de esta empresa de Portland, explica que en realidad es menos intrusivo poner a trabajar a un perro que hacerlo uno mismo. “Es mucho peor que sea el padre el que mire los cajones y diarios privados”, sosiene.
Sin embargo, las asociaciones de prevención y control de las adicciones desaconsejan el procedimiento. “Los padres deben buscar ayuda antes de lanzar acusaciones. Es mejor decirle a tu hijo que estás preocupado por algo y que necesitas hablar con él de ello”.
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