San Luis sigue un tratamiento de antidepresivos y acude con frecuencia a los servicios de urgencias aquejado de “ataques de ansiedad”.
Con el último parte médico en la mano, del pasado 30 de noviembre, recuerda sus orígenes como escolta: “Estudié mecánica naval. En 1984 comencé como guardia de seguridad en una fundición, luego ascendí a vigilante jurado, para lo que había que jurar delante del gobernador civil. Entonces éramos autoridad. Ahora no”. San Luis enseña su placa de vigilante jurado y esboza una ligera sonrisa: “Eran otros tiempos, se exigía mucha profesionalidad”.
Su paso a los servicios de protección de personas coincidió con la construcción de la autovía de Leizarán, inaugurada en 1995, tras seis años de obras. “Yo protegía al director técnico de la obra. En una ocasión, estando en el monte con seis compañeros comiendo, uno de ellos sacó su arma y me apuntó a la cabeza.
Era tal la paranoia que había con ETA que perdió el norte”, recuerda San Luis. “He protegido a concejales del PSE, como por ejemplo Alberto Rodríguez Bardón y Félix Asensio; y del PP, como Elena Azpiroz y José Manuel Aizpurúa Sánchez”, dice el ex escolta. San Luis ha acudido varias veces a dependencias de la Ertzaintza para denunciar que le han llegado balas por correo.
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